La escena urbana de Río tiene su máxima solidificación en las calles del tradicional centro de la ciudad. Los edificios están catalogados en su mayoría, guardando en su arquitectura un enorme bagaje histórico de Río de Janeiro. El gran reto de este proyecto se debe precisamente a la introducción de un elemento contemporáneo y sobrio en un entorno tan rico, pero con gran confusión generada por la superposición de planes urbanísticos, en sucesivas alteraciones descuidadas y oscuras. La obra trata de una costura urbana en un ambiente ambiguo, pero con una identidad inminente y poderosa por rescatar.La propuesta consiste básicamente en la inserción de un edificio comercial con retail en una manzana construida con una casa histórica. Por lo tanto, la preservación de esta arquitectura existente es una directriz. Por tanto, el proyecto contempla esta conservación y restauración de las edificaciones existentes con la memoria de los solares en un único elemento formando la fachada del conjunto, percibida a escala peatonal, donde se inserta el comercio.
La verticalización del elemento contemporáneo, más sobrio, se desarrolla en el interior del patio para suavizar esta duplicidad, estableciendo una relación arquitectónica diplomática y una percepción dinámica de la ciudad. Es la recalificación del espacio afirmando la posibilidad de coexistencia de estos diferentes universos en un entorno vivo.